lunes, agosto 20, 2007

Modelos y futbolistas

"Quien dijó que la belleza está en el interior", decía la guapísima Judith Mascó en el anuncio de un reality de modelos nada cínico en apariencia, justo antes de lanzar a la parrila televisiva de Cuatro "Super Modelos 200x".

Las palabras de los miembros del jurado actual del cásting para 200x+1, evaluando a las futuribles ninfas de flashes y cámaras, pretenden ser igualmente directas, con un tono borde muy de moda. Por lo visto, nos gusta que a la gente la humillen en público, o simplemente ver si son capaces de alcanzar el nivel de "falta de tacto" de otros famosos jurados anteriores, es gracioso.

A mí me parece lamentable, no tanto el ser más o menos borde, sino la propia profesión de modelo, sea masculino o femenina. Sí, ya sé, claro que me fijo en el físico, es lo primero en lo que "analizo", pero no llego a comprender qué interés puede tener para nadie el dedicarse a pasear por una pasarela mientras otros simplemente miran, cómo algo tan simple y aparentemente aburrido puede ser el sueño de una chica con algo dentro de la cabeza.

Viendo la cantidad de tías buenas y menos buenas que se presentan al cásting, es obvio que la profesión sigue teniendo tirón. Ser guapa, más aún, guapa oficial, sigue siendo algo aparentemente deseado. Lo entiendo, no en vano, esta profesión debe ser casi la única donde las mujeres cobran más que los hombres. Perdón, las actrices porno creo que también cobran más que sus homónimos masculinos...

Pues eso, lamentable. Seguimos siendo una sociedad (mundo) machista y a mí no me gustan las chicas florero, o al menos las que son florero como única profesión e interés en la vida, aunque sean esbeltos floreros paseadores, con capacidad para llevar manzanas en la cabeza mientras calzan tacón, sabedoras de lo que hay que ponerse o cómo hay que maquillarse.

Sin embargo, aunque nos vendan día sí y día también (mejor dicho, nos vendamos) el gran interés de estas mujeres por llegar a ser supermodelos, floreros deseados por cada macho viviente, por lo visto en esto son más listas que nosotros, los grandes y musculosos machos, acostumbrados a llevar la comida a casa cuando los pollos corrían libres y no estaban colgados cual peras en el supermercado.

Según un artículo de El País, ellas quieren ser "profesoras (19,8 por ciento), doctoras (10,5 por ciento) o veterinarias (15,4 por ciento)", mientras a nosotros nos gustaría ser modelos... digo, futbolistas.

Nosotros, los machos, queremos ser "futbolistas (el 16,8 por ciento), profesores (el 5,6 por ciento), o ingenieros (4,9 por ciento)". A mí me tocó quedarme en el 5%, demasiada competencia para pasear mis preciosos muslos por la pasarela verde con excusa balompédica...

No sé quién es más tonto/a...

Agostos sin rumbo

Vengo a escribir sin rumbo, como alguna otra vez en la que ni siquiera sé qué poner en la etiqueta del post, pero en este caso sin vocación poética. Demasiado prosaico estoy hoy como para ponerme a redactar versos sin rima...

Este agosto, como tantos otros, me canso de bajar y subir por la autopista, de Vigo a Coruña y de Coruña a Vigo, con múltiples paradas en lugares intermedios a los que se pueda llegar con menos de un depósito de gasolina.

Si no fuera por las fotos, propias o de otros, me costaría horrores recordar donde he estado más allá del finde anterior. De hecho, esta semana pasada he salido por Vigo, Coruña y Melide, el anterior por Coruña y Pontevedra y el otro más allá... ni idea, aunque según mis fotos asistí al 25 aniversario de mis tíos.

No es que cambie mucho de lugares, simplemente me divido entre norte y sur para repartir juego y prestarle atención a todo el mundo. El siguiente, me tocará de nuevo combinar Vigo y Coruña, por necesidades del guión, con cena de empresa y festejo debido a colegas del sur, cosas del guionista, quien debe tener acciones en petroleras y autopistas.

En septiembre, toque de corneta y retirada, sin dejar autopistas pero más calmado, espero, para poder retomar una sana rutina de trabajo, también pensando en cómo voy a consumir mis todavía pendientes días de vacaciones.

Voy sin rumbo, aunque tras leer por fin La Colmena me gustaría volver a escribir que valga la pena. No tengo historias en la cabeza, porque este mes era precisamente para no pensar mucho en nada y nada en mucho, pero marcaremos septiembre como si fuera principio de año y volveremos a la senda de vaya usted a saber.