miércoles, octubre 14, 2009

El valor del silencio

Apagué la luz, o cerré los ojos, no lo recuerdo. No deseaba ante mis ojos más palabras.

Decidiste salir por la ventana, a pesar del negro muro de lo desconocido. Caíste.

Tapé mis canas con las sábanas, cual niño temeroso del invisible monstruo dentro del armario, en mi cuarto.

Volviste a encender la luz, o abrí mis ojos, los cuales dejaron de estar sordos. Pero no veía, tal vez ni siquiera eras tú.

Me quedé quieto, inmóvil, confiando en ser tan invisible como el monstruo.

Permaneciste en silencio, tal vez ya no estabas.

Abroché los botones. Me incorporé. Encendí una luz más allá del pasillo.

Qué ves ahora?, dijiste. A ti, respondí. Y así recordamos juntos el valor del silencio.